Una advertencia críptica

El extraño miró a su alrededor con nerviosismo y luego dijo: “No sabes en lo que te has metido”. Su voz era baja pero urgente, como la de alguien advirtiendo a un hombre que está pisando una mina terrestre. Las manos de Mark se cerraron, desesperadas por algo más sólido que amenazas crípticas. “¡Entonces dímelo!”, suplicó, casi gritando. “¿Qué es lo que no sé?”
El hombre negó con la cabeza, claramente incómodo. “Estás más cerca de la verdad de lo que crees”, dijo lentamente. “Pero créeme, hay cosas que es mejor dejar enterradas”. Con eso, se dio la vuelta y se fue, dejando a Mark aturdido. Las palabras resonaron en su mente. Ya no era solo sospecha, había algo real y peligroso bajo la superficie. Y ahora, tenía la confirmación de que lo que estaba persiguiendo podría cambiar todo lo que creía saber.
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