La vida sigue igual

Emily continuó con su rutina diaria como si nada hubiera cambiado. Cantaba mientras preparaba el almuerzo, ordenaba la cocina sin perder el ritmo e incluso se detenía a tararear su canción favorita mientras doblaba la ropa. Mark, observándola de cerca, mantuvo su comportamiento exactamente como antes. No quería levantar sospechas reaccionando demasiado rápido o demasiado emocionalmente. Desde fuera, todo parecía normal.
Sin embargo, bajo la superficie, el mundo interior de Mark había cambiado. Prestaba mucha atención a sus expresiones faciales, a la forma en que movía las manos, a cuánto tiempo se quedaba en la ventana. Quería creer que su felicidad era real, pero algo en ella se sentía ensayado. Quizás estaba pensando demasiado. O quizás, ahora que podía ver, finalmente estaba notando lo que se le había ocultado todo el tiempo.
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