Sonrisas y velocidad en mar abierto

Imagina esto: una elegante lancha privada blanca surcando las olas como un cuchillo caliente en mantequilla, su motor rugiendo como un delfín con exceso de cafeína. A bordo, hay un fabuloso cuarteto de pasajeros más el capitán, que dirige como si estuviera en una persecución de alta velocidad de un monstruo marino.
Navegan a toda máquina, con los rostros azotados por el viento, pero sonriendo como si acabaran de descubrir una hora feliz oceánica secreta. Mientras saludan a la cámara, es una ráfaga de emoción y salpicaduras de mar, lo que hace que parezca que están audicionando para “Rápidos y Acuáticos”. Toda la escena es un cóctel de velocidad, emoción y cabello alborotado por el viento.
Advertisements
Advertisements