Abrazador Profesional

La gente paga a extraños para que los abracen. Ese es todo el trabajo. Sin “cosas raras”, solo acurrucarse, tomarse de la mano y conversaciones suaves en un servicio de confort humano que se paga por hora. Es intimidad sin la relación, ni el contexto.
Algunos clientes solo quieren sentirse seguros. Otros lo tratan como terapia. Pero para el abrazador, es físicamente agotador, emocionalmente extraño y ocasionalmente incómodo cuando alguien malinterpreta las reglas. Aun así, le gana a la sexado de pollos. Apenas.
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