29. El Tubo de Lectura
Mucho antes de los AirPods, existió el “Tubo de Lectura” en la década de 1930: un conjunto de embudos de papel curvados que amplificaban el sonido de tu propia voz para que pudieras “leer en voz alta” en silencio para ti mismo. Susurrabas por el tubo y escuchabas tu voz rebotar en estéreo.
Estaba diseñado para niños tímidos e introvertidos. En lo que se convirtió fue en una broma de aula: los estudiantes susurraban tonterías solo para escuchar su propio eco. No mejoró la alfabetización, pero sí dio origen a una generación de ventrílocuos aficionados. Un objetivo extraño, un éxito extraño.
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