Peores temores confirmados


Los temores del padre se confirmaron: el bebé no estaba biológicamente relacionado con ninguno de ellos. Él miró los resultados con incredulidad, como si leerlos de nuevo pudiera de alguna manera cambiar el resultado. La realidad era demasiado dolorosa para procesar.

Su esposa se desplomó en sollozos a su lado. “¿Cómo pudo pasar esto?”, gritó, con la voz quebrada. El padre se quedó inmóvil, abrumado por una ola de confusión, tristeza e incredulidad. Todo lo que creían saber acababa de hacerse pedazos.

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