Reencuentro con Emily
Antes de que Jamie pudiera dar un paso más, una ráfaga de movimiento se abalanzó sobre él: Emily, su hija. Había crecido en esos dos años, más alta y con más confianza, pero sus ojos todavía brillaban con esa misma alegría traviesa que él recordaba tan bien.
Cuando ella lo abrazó, Jamie sintió que el peso de la guerra se disipaba. La apretó fuerte, abrumado por cuánto la había extrañado. La risa, el olor de su cabello, el simple peso de ella en sus brazos, todo regresó, envolviéndolo en una paz que no había sentido en meses.
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