Un Momento al Aire Libre
Al salir al tranquilo patio trasero, Jamie fue recibido por la sinfonía de la noche: el canto de los grillos, el susurro de las hojas con una suave brisa y el zumbido lejano del tráfico. El aire fresco de la noche le acarició el rostro, aportándole una claridad que no había sentido en semanas.
Se sentó en los escalones de madera y dejó que los recuerdos lo inundaran: asar hamburguesas en tardes soleadas, jugar a la pelota con Emily, tomar té helado con Sarah. El patio trasero, que una vez fue solo un espacio, ahora se sentía sagrado. En su quietud, ofrecía algo que el campo de batalla nunca podría: paz sin tensión.
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